25 diciembre 2012

Soy del Liceo

Tuve "aplicación" en primer año, que eran para boludear y conocer gente más que para aprender algo.
Jorge, el mejor portero del mundo, me dijo "Hola hermosa" todas las mañanas, cuando NADIE puede calificarme ni siquiera de humana.
Le conté mis problemas a Cacho, mientras le compraba un paquete de galletitas.
Me crucé a la panadería en hora libre para comprar bizcochitos.
Hice miles de power point horribles en computación.
Sigo queriendo saber qué hay abajo de la chapa del patio interno.
Almorcé por lo menos una vez un "triangulito".
Me enorgullezco de decir que soy del colegio que empezó con las fiestas del último primer día.
Me quise hacer la sana y me pedí una ensalada en el kiosco.
Los de fotocopiadora me dieron una fotocopia equivocada, o cortada, o ilegible, o mal anillada.
Me congelé de frío en algún campamento.
Me dormí en audiovisuales.
Siempre empecé las clases más tarde y las terminé más temprano que los otros colegios.
Me tiré por los costados de la escalera del patio interno.
Imaginé mil historias para darle explicación al subsuelo de la otra punta del buffet, hasta que me enteré que hay un armario de mantenimiento, y archivos viejos del colegio. Decepción, sí, bastante.
Descolgué las guirnaldas del día del bachiller cuando estaba en primero, para usarlas de collar, peluca, cinturón.
Puteé los dos días de contraturno de quinto. (Mientras que en sexto quería estar más tiempo en el colegio). 
Boludeé en la hora de Teresita Gomez.
Miré atentamente a los chicos más grandes.
Descontrolé en el último primer día.
Discutí con mis compañeros por el buzo, la empresa de Bariloche, la temática de la promo, el lugar de las fiestas, y mil cosas más.
Les bailé como murguera esquizofrénica a los de 4to y 5to en el día del bachiller.
Tengo por lo menos un álbum de fotos de título "Licé", "Amarillo patito", "Tengo un colegio amarillo", "La banda del Victor llegó".
Bariloche se me pasó volando, la puta madre que lo parió.
Hice decoración genial para el día del bachiller.
Me rompí en cada oportunidad que tuve.
Cuando me separaron por comisión en sexto pensé que nunca me iba a acostumbrar a estar menos horas con mi curso, pero terminé encontrando un grupo de gente genial.
Me dormí arriba de alguna bandera grande en el medio del quilombo.
Pasé bailando entre los autos cuando dimos la vuelta al rededor del colegio.
Pensé que cuando llegara a sexto iba a ser alta. Pobre.
Me fumé el embolante discurso de Nora en la entrega de diplomas.
Abracé con ganas a mis compañeros en la cena de egresados.
Disfruté mi fiesta de egresados como si fuera mi última noche en la Tierra.

Gracias Liceo. Gracias CIII.

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