22 enero 2010

03 enero 2010



Era un dolor insoportable, una sensación de vacío. Sentía que el mundo se me venía encima, me aplastaba y no me dejaba respirar. Necesitaba llorar, llorar a los gritos, no llorar en el silencio de la noche abrazando la almohada; necesitaba correr hasta él y colgarme de su cuello. Necesitaba pedirle que no se fuera, necesitaba que supiera cómo me sentía, como si estuvieran estrujándome el pecho, como si me estuviera asfixiando, como si me faltara el aire. Necesitaba que entendiera que realmente no puedo vivir sin él. Necesitaba tener la certeza de que no me dejaría.

02 enero 2010

01 enero 2010