30 septiembre 2012

El otro día me puse a comer una pera porque soy bien tora y quiero llegar al verano con mis curvas definidas y sensuales. Qué asco de la vida que era esa pera, por favor, parecía hielo a temperatura ambiente, aguada y sin gusto. 
Si yo fuera una pera lo haría mejor, sería rica, con mucho juguito. En realidad, si me dieran la posibilidad de ser pera, tendría gusto a chocolate. Me alienaría con una planta de cacao y sería la alegría de todas las gorditas que quieren adelgazar. Me hubiera ido bárbaro como pera, pero noo, me tocó ser humana. Qué mala leche que tengo, loco.

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