16 febrero 2012
Matar un mosquito y sentirte Rambo
Escuchás un zumbido. Levantás la cabeza y examinás toda la habitación, escudriñando entre las sombras. No encontrás nada, y volvés a lo que estabas haciendo. Segundos después, volvés a escucharlo. Sacudís la cabeza para espantar al muy hijo de puta, y lo buscás nuevamente con la mirada. Situación que se repite hasta que ahí lo ves, posado en una pared. Te acercás sigilosamente, y PLAF!! El enemigo es destruido
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