22 septiembre 2011

Iba en el micro casi vacío, volviendo de lo de Euge. Subieron dos chicas. Reconocí a una de ellas. Nos reconocimos, mejor dicho, sabíamos perfectamente quién era la otra. Se da vuelta y le susurra algo a su amiga, que me mira alevosamente, queriendo ser disimulada. Me sonreí, pensando en las veces que habré hecho lo mismo y lo mal que debo haber quedado. Se sentaron un par de asientos delante mío, aún mirándome de reojo, y hablando por lo bajo. Yo me dediqué a mirar por la ventana el resto del camino. Nada, que la gente te mire y te ubique como "la ex de" te hace sentir una reverenda pija. 
Necesito diez horas de siesta, y chocolinas cuando me despierte. 

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