Euge: Claro, querían que dejara la fantasía, pero le dijeron que sus libros se los había quemado un encantador, ¿quién carajo los entiende?
Cata: Y sí, la verdad unos pelotudos. Seguro son hombres.
Euge: Sí, justamente eran dos hombres: el barbero y el cura
Cata: ¿Te das cuenta? Más claro imposible. Los hombres son inentendibles ahora y en la época de Cervantes.
30 septiembre 2011
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