12 agosto 2011


Cuando no podés dormir empezás a imaginar distintas situaciones, donde hay dos que son las predominantes, las más frecuentes, siempre referidas a un hombre, por supollo. 
La primera, donde él es el hijo de puta, que viene y te cuenta lo guampuda que sos, que no te quiere una mierda-y nunca lo hizo-, que es el dueño de la Barrick Gold, y culpable del hambre en África. Esta versión te reconforta, te convencés realmente de lo forro que es, como si todo lo que imaginaste fuera totalmente cierto, ideás respuestas ingeniosas para cerrarle el culo y dejarlo en evidencia, te maquinás la ropa que te vas a poner ese finde para salir y comerte al mundo y dejarlo pagando por gil...es entonces cuando te das cuenta que no va a pasar por tu casa/colegio a hablar, no te va a llamar, ni siquiera te va a mandar un mensaje, y es probable que no sea capaz de contestarte por msn. Ahí es cuando empieza el llanto frenético, escuchás canciones deprimentes, querés chocolate, etc.
En la fantasía 2, él es un ángel caído del cielo. Llega a tu casa un sábado temprano, vos salís shockeada, en pijama y despeinada(ídola, no sos Julia Roberts, si te ve recién levantada te aseguro que tu relación se convierte en insalvable), él te espera en la puerta con un oso de peluche gigante, flores, chocolate, y te pide perdón por todo lo que te hizo, te confiesa un amor profundo con palabras que, sabemos, jamás usaría en la vida real, se rebaja a rogarte que vuelvan, muestra arrepentimiento. Quedás embelesada, sonriendo por lo bueno y tierno que es, sin recordar, por supuesto, que aún no hizo ninguna de esas cosas. Nuevamente, confeccionás interrogantes para hacerle(los cuales responderá de una forma que te deje enteramente feliz, y sirva como otra prueba de su verdadero amor), algunas cosas para reprochar(las acepta, te vuelve a pedir perdón, ¡qué lindo que es! ¿cómo me puedo resistir?). Pero llega un punto en que algo no cierra: o no está libre los sábados, o no tiene un peso partido al medio para comprar todo eso, o no es su estilo, o no se rebajaría tanto para decir esas cosas...o simplemente caés en la cuenta que si no se digna ni a hablarte por chat, mucho menos va a pedirte perdón, o a querer volver. No quiere, no me quiere...inicia el llanto frenético.
Cabe destacar que las dos opciones terminan igual: deprimida, con bronca, con hambre, con mal humor, con dolor de cabeza de tanto llorar, con mocos, con los ojos hinchados, sin él. No quería hacer una entrada de resentida, ni ácida, pero la conclusión que puedo sacar es que son todos putos. Me voy a flashar alguna de las dos, ¿cuál me recomiendan? Creo que voy a hacer mitad y mitad, para sentir un vacío existencial completo. Ay, qué lindo que es ser soltero.

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