23 junio 2011

SIESTA

Llego a casa a las 2-tal como dije ayer, no tuve educación física-. Me pongo el pijama, factor indispensable para una buena siesta. Cierro la persiana y empieza a lloviznar, la felicidad es completa. Pongo el celular en silencio-es decir, ni siquiera vibra- para que nada me interrumpa en mi actividad más placentera del día. Me acuesto, cierro los ojos, estoy empezando a dorTAC, a dormirTAC, a dormirmeTAC. TAC TAC TAC TAC ¿QUÉ MIERDA ES ESE RUIDO LA PUTA QUE LOS PARIÓ? Es mi puerta; mi hermosa puerta que, aún cerrada, hace ruido. Me levanto delicadamente(leve sarcasmo), agarro la silla de mi escritorio con suma suavidad(incipiente sarcasmo) y la coloco de manera prolija y silenciosa contra la puerta para que deje de hacer ruido(muchísimo sarcasmo). Ahora sí, soy una con mi cama. Vuelvo a acostarme, no sin antes mirar el reloj, las dos y diez. Vuelvo a abrir los ojos, y son las seis y cuarto. Alabado sea el dios Morsa.

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